Ya estamos en verano, una estación sinónimo de buen tiempo y, en ciertos casos, de descanso. Pero la realidad es que para muchas profesionales de la estética, este periodo viene con una parte no tan positiva. Ya sea porque tengamos cerca las vacaciones y haya que terminarlo todo o porque estemos en plena temporada (si trabajamos en un lugar turístico): el caso es que la presión física y mental nos afectan más que nunca. Y, por si fuera poco, la motivación se aleja cuando más la necesitamos.
Te entiendo perfectamente. Son momentos muy estresantes porque tienes que gestionar muchas cosas a la vez y sientes que no das abasto. Todo el mundo tira de ti y tú no puedes con tu alma, y ese es el instante justo en que el cuerpo te empieza a avisar de que debes parar.
Descansar a estas alturas se convierte en misión imposible, pero hay algunas cosillas que sí puedes poner en práctica de manera personal y te ayudarán. El primer paso es ser consciente de que estás bloqueada, en un momento de mucho estrés. ¡Ya verás cómo todo empezará a mejorar tras ello!
Por eso me gustaría darte algunos consejos sencillos, por si te sientes identificada y te ayudan, para que puedas volver a encontrar tu motivación y disfrutes de nuevo con lo que haces (que siempre debería ser así).
Priorizar y aprender a decir NO
Hay cosas que son importantes y hay otras que no lo son tanto.
A todas nos ha pasado lo de pensar lo siguiente: «Todo es importante, si no hago esto, ¿quién hará lo otro?». Pero lo cierto es que en casos así, lo que realmente necesitamos es parar y pensar en nuestra salud. Quizás suene obvio, pero si no estamos bien no podemos rendir ni tener buen aspecto y, además, las clientas percibirán que nuestra energía no es la que esperan encontrar. Acudir a un centro de estética es también un momento de relajación para las personas que lo visitan.
Así pues, por ejemplo, es preferible priorizar la hora de la comida en lugar de encargarnos de un servicio.
Si no tienes horas, no te sientas culpable; si es un problema de organización, estoy segura de que habrás tomado nota de la situación y procurarás incluir las mejoras pertinentes para la próxima temporada. Si el problema es que tienes que hacer mil servicios para poder cubrir gastos y llegar a fin de mes, entonces es que la estrategia que se está siguiendo no es la más adecuada. ¡Ánimo, seguro que puedes!
Frenar para descansar, pero también para pensar
Hay que frenar un poco y pensar si lo que estamos haciendo ahora nos lleva a donde queremos estar. Si la respuesta es no (o si no se tienen claros cuáles son los objetivos), será necesario que tras el merecido descanso pensemos en ello para reconectar con nuestra esencia.
Tomarse tiempo para una misma
Pero no me refiero a salir del centro simplemente, sino a hacer otras cosas que no sean trabajar; de nada sirve salir del trabajo y seguir conectada con el teléfono u otras tareas relacionadas. Es vital establecer espacios o momentos de desconexión total, para disfrutarlos y vivirlos como íntegramente nuestros. Actividades como el yoga, la meditación, el mindfulness u otras similares pueden ayudar también. Durante tu jornada laboral, prueba a hacer descansos aunque sea de dos minutos; centrarse en la respiración y focalizarse en el aquí y ahora son de gran utilidad.
Dar pasos cortos, ¡pero caminar!
De nada sirve saber que es necesario implementar cambios pero no decidirse a hacerlos. Este detalle puede parecer banal, pero a menudo marca la diferencia a la hora de ver resultados.
Como has visto, son cosas muy sencillas las que te he querido compartir, pero a veces son esos pequeños cambios los que te harán atreverte a sentir que puedes. No obstante, si crees que esta situación que vives responde a problemas estructurales de tu negocio o si tienes dudas puntuales que me quieras comentar, puedes solicitar una sesión de mentoría conmigo o contratar el Método NER.
Tras todas estas pequeñas recomendaciones, solo me gustaría desearte un feliz verano y mucha energía (tengas o no que trabajar). ¡Nos vemos en septiembre!